Rinoplastia leporina en paciente adulto: reconstrucción base nasal. Caso clínico

La rinoplastia es una intervención quirúrgica con gran capacidad para mejorar la calidad de vida de los pacientes, puesto que genera beneficios tanto a nivel físico como a nivel respiratorio. Mucho más cuando se trata de una rinoplastia leporina con un alto grado de dificultad.

Caso clínico del Doctor Rodríguez-Camps

Acude a la consulta de rinoplastia en Valencia un paciente de 21 años de edad que ha sido operado un total de 18 veces, la primera de ellas cuando tenía tan solo cinco meses de edad.

El joven nació con labio leporino bilateral y fisura palatina. No es extraño que en estos casos los afectados tengan que someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas, muy especialmente si no se ha llevado a cabo el tratamiento quirúrgico correcto desde el principio.

A pesar de sus antecedentes quirúrgicos, el paciente estaba esperanzado y buscaba al mejor cirujano de Rinoplastia en Valencia, a fin de conseguir un resultado lo más favorable posible.

Una rinoplastia compleja

El paciente acude a la clínica dos años después de su última intervención y se le plantea un proceso quirúrgico de reconstrucción y, en el futuro, una posible operación con fines puramente estéticos. No obstante, al final no fue necesaria la rinoplastia secundaria por haber quedado el paciente satisfecho con el resultado de la primera.

La nariz presentaba graves secuelas que implicaban la necesidad de abordar una reconstrucción nasal. Tenía un dorso óseo recto y una importante afectación de la base nasal con ausencia de columela, narinas muy deformadas, alas asimétricas y vértice nasal conectado directamente con el labio. Además de la afectación estética, la función respiratoria estaba muy alterada.

Desarrollo de la intervención

La operación se llevó a cabo bajo anestesia general y con el paciente con intubación orotraqueal. Comenzando con la queiloplastia para refinar el labio y trabajando para crear un ángulo nasolabial recto.

A continuación se marcó lo que serían las narinas y la columela y se resecó una porción de cartílagos triangulares y cuñas alares. Una vez finalizada la intervención, se colocó taponamiento nasal y se cubrió la nariz con una férula de yeso. El taponamiento se retiró al día siguiente y el yeso siete días después de la operación.

El seguimiento realizado al paciente fue el habitual en estos casos según el protocolo. A los 14 días se retiraron los puntos y al mes de la intervención se llevó a cabo la primera revisión postoperatoria. Siguiendo otras revisiones a los tres, seis y doce meses. Produciéndose la última sesión de control pasados dos años desde la operación.

Aunque en un principio estaba previsto que tras la labor de reconstrucción de la columela, las narinas y el ángulo nasolabial, se llevaría a cabo una intervención para refinar la cúpula cartilaginosa del vértice y mejorar la estética de la nariz, finalmente no fue necesario. El paciente quedó tan satisfecho con el resultado de la primera intervención que no consideró que hiciera falta una segunda.

Las fotos de esta rinoplastia antes y después demuestran que se pueden conseguir buenos resultados aplicando las técnicas y los recursos actuales, por lo que en un caso como este no habría sido necesario que el paciente pasara por 19 intervenciones de rinoplastia si las cosas se hubieran hecho bien desde el primer momento. Por suerte, ha sido posible lograr un buen resultado.

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